Esas heridas, esos dolores profundos nos marcaron, nos cambiaron, nos resintieron. Estamos ciegas, enceguecidos por nuestros egoísmos, no podemos ver más allá, ni siquiera podemos ver lo que nos pasa al lado.
Perdimos la capacidad de sentir, el sentido del grupo, de la amistad, del amor… traiciones, celos, envidias, egoísmos. Tan concentradas en nosotras mismas y nuestras miserias que no podemos ver que somos nosotras mismas las que nos estamos lastimando, produciéndonos heridas unas a otras.
Nos tendriamos que haber mantenido unidas y abrir los ojos, antes que las heridas sean demasiado profundas. Pero siempre hicimos todo al revés.
Casi un año atrás diez mujeres, diez amigas.
Cometimos erros, los reparamos pero tubimos nuestra última pelea y así estamos separadas.
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